Julia Pt. 9a-文本歌词

Julia Pt. 9a-文本歌词

Daniel Donamaria
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Fue en el río donde vi a Paula completamente desnuda, por única vez. Hasta ese momento sólo le había visto las tetas, hermosas por cierto, redondas, ya grandes, y firmes. Pero la única vez que estuvimos juntos y desnudos, toda una noche, fue en las orillas del río. Todavía recuerdo la blancura de su piel, la frescura, la suavidad. Todo, como si lo estuviera reviviendo en mis ojos, en mis dedos, en mis labios. No llegamos a hacerlo del todo, porque cuando penetré en ella con el ímpetu y la fiereza propia de mi adolescencia, ella dijo que le dolía, y salí de su cuerpo, porque suponía que pronto nos tendríamos todas las veces que quisiéramos.

Habíamos planeado un campamento en el río. Faltaban todavía dos semanas para el concierto de fin de curso. Su madre le prohibió venir con la excusa de que había desaprobado Matemática y que debía estudiar. Cualquier otra excusa era igual de válida. De hecho, ahora me extraña que no hubiera dicho simplemente que no, con lo religiosos que eran en su familia. Dos adolescentes, pasando una noche a solas en el río, no podía referir a otra cosa que no fuera sexo. Pero no, su madre tuvo la delicadeza de inventar una excusa. Yo odiaba a sus padres. Ella había logrado que los odiara. Sin embargo, ellos me tenían en alta estima. Paula y yo, llevábamos cuatro años siendo novios oficialmente. Lamento un poco esas ínfulas de la adolescencia, esos sentimientos exagerados, plenos, tan desprovistos de sutileza, de pequeñas cosas. Me hubiera gustado volver a ver a los padres de Paula. Los hubiera tratado mejor, más cálidamente. Ellos, igual, nunca lo notaron. Yo me mostraba cortés, pero frío. También lo era con su hermana. Tanto que ni siquiera recuerdo su nombre.

Pese a todo lo que Paula decía sobre su hermana, era obvio que se adoraban. No competían en absoluto, sino que se complementaban en todo. Y fue, gracias a la hermana de Paula, que logramos finalmente irnos al río a pasar esa noche. Dijo que tenían una reunión en casa de unas amigas y que todas pasarían la noche juntas como despedida del año. Su madre no pudo oponerse. Lo hacían desde que yo las conocí. La protegía contra sus padres mucho más de lo que Paula se percataba debido a su actitud siempre combativa.

Así que nos encontramos en mi casa a las seis de la tarde. Como era verano, todavía teníamos algunas horas más de día para prepararlo todo. En una mochila cargamos las viandas, toallas, algo de ropa y los cepillos de dientes. En la otra, la carpa con todos sus aditamentos y la bolsa de dormir. Aunque no era la primera vez que dormiríamos juntos, sí era la primera vez que lo haríamos a solas. De más está decir que yo cargué la mochila más pesada.