La casa respiraba
una tarde de febrero,
disonante con el ruido
de un planeta agitado,
impaciente, incomprensible,
desconectado.
El alma descansaba
en la paz que trajo el viento
y el sentido de la vida
desarmaba su cuerpo
en respuestas sin pregunta.
Gira en sí misma esta luz artificial
y su sombra aplasta la tierra.
Gira en sí misma esta luz artificial
y su sombra aplasta la tierra.
Las flores asomaban
después de ese largo invierno,
mientras en los artefactos
circulaban mensajes
de una cruel desesperanza,
ensordeciendo.
Y un velo transparente
simulaba un mundo nuevo,
mientras llenaba el presente
de un pasado siniestro,
a la vista del mañana.
Gira en sí misma esta luz artificial
y su sombra aplasta la tierra.
Gira en sí misma esta luz artificial
y su sombra aplasta la tierra.