La casa respiraba una tarde de febrero, disonante con el ruido de un planeta agitado, impaciente, incomprensible, desconectado. El alma descansaba en la paz que trajo el viento y el sentido de la vida desarmaba su cuerpo en respuestas sin pregunta. Gira en sí misma esta luz artificial y su sombra aplasta la tierra. Gira en sí misma esta luz artificial y su sombra aplasta la tierra. Las flores asomaban después de ese largo invierno, mientras en los artefactos circulaban mensajes de una cruel desesperanza, ensordeciendo. Y un velo transparente simulaba un mundo nuevo, mientras llenaba el presente de un pasado siniestro, a la vista del mañana. Gira en sí misma esta luz artificial y su sombra aplasta la tierra. Gira en sí misma esta luz artificial y su sombra aplasta la tierra.